Últimamente la gente anda un tanto inquieta ante la posibilidad de que el Social Media Marketing muera de éxito. Hemos finalizado 2009 e iniciado 2010 con cierta histeria 2.0, con los lobos deseando parecer corderos en Facebook, con gurús y expertos donde otrora sólo había frikis, con políticos intentando ser nuestros amigos en cualquier grupo de defensa de las ballenas…
Entonces, ¿qué sucederá cuando la moda pase, cuando se vea que el Social Media es un elemento más y no el único y definitivo grial para las marcas? ¿Qué será de nosotros, entonces, cuando amaine la tormenta?
Pues mira, en el peor de los casos, cuando pase el tsunami y la great wave se retire, la misma arena de la playa será diferente. Y habrá rasgos del nuevo marketing que marcarán ya para siempre el rostro del viejo marketing.
Me gustaría pensar que de la estrategia de las marcas desaparecerá, o al menos se verá reducida, la terminología militar y las frases hechas de Sun Tzu o Von Clausewitz.
Las reuniones de los departamentos de marketing se parecerán menos a las horas finales del búnker de Berlín y más a unas sesiones de debate sincero sobre las necesidades del consumidor y sobre cómo darles respuesta.
No se hablará de los clientes como de grupúsculos del vietcong a los que acorralar y someter sino como de personas de las que dependemos y a las que hay que respetar sobre todas las cosas.
Como el componente social de los nuevos medios que van surgiendo no va a disminuir sino todo lo contrario, las marcas tendrán para siempre la sensación de que están en manos del consumidor. Que puede ser su aliado, amigo o colaborador, pero también hundirlas si le traicionan.
Y aunque solo sea por esto, toda esta «revolución» en torno a los Social Media habrá merecido la pena.
