Desde más o menos la mitad del año pasado hasta más o menos la mitad de éste, varias veces he leído partes de defunción de la publicidad tradicional con el advenimiento del “nuevo marketing”. La revolución 2.0 que vivimos es, desde luego, vertiginosa, y una cosa está clara: ya no se pueden obviar las estrategias basadas en la interacción online con los usuarios y consumidores. Nadie puede permitírselo, sea más o menos consciente de ello.
Otra cosa muy distinta es que, a día de hoy, 20 de mayo de 2010, una marca pueda permitirse el lujo de echar la persiana publicitaria y adentrarse por el camino de baldosas amarillas del Social Media Marketing sin mayor apoyo. Esto, desde luego, depende de qué marca seas (no es lo mismo ser @berecasillas que El Corte Inglés).
Lo cierto es que estamos ante un nuevo escenario: todo un medio, que es en realidad un “contenedor de medios” (Internet), está ahí para complementar estrategias e incluso para ser el tirón principal de las mismas.
Porque, hoy día, si fueses Sony y tuvieras que promocionar la PS3, ¿en qué soporte invertirías más? ¿En acciones social media o en una página impar en El País? Sin embargo, si eres Acciona, no tienes más remedio que entrar en los medios sociales, pero la página impresa de El País te sigue haciendo mucha falta.
Las cosas, no obstante, van a seguir cambiando. A los ejecutivos que leen diarios salmón les sustituirán otros que accedan a la prensa económica a través de su tablet. Internet, en algún momento de esta década (seguramente de forma difusa y casi imperceptible) fagocitará a la televisión y la publicidad audiovisual ya no será la misma.
Y la gente que trabajamos en la comunicación tendremos que estar ahí como siempre, ayudando a las marcas a encontrar su camino hacia su consumidor. Adaptando el lenguaje, el medio, las estrategias, mucho antes de que los manuales de la profesión recojan los cambios.
Por eso yo, cuando me preguntan si el social media marketing es una moda, si lo de las redes sociales es pasajero o no, suelo decir que tal vez Facebook no exista dentro de cinco años y que, la verdad, me importa un pimiento. Los que sí estamos cambiando somos nosotros, nuestra forma de comunicarnos, de relacionarnos, de vender y de comprar, y no podemos ignorar esos cambios.
Porque “el medio sigue siendo el mensaje”, y hoy somos los usuarios los que estamos cambiando el medio.